21/1/07

Cap. VIII: “ Acercándonos a la Salida”...

...3, 2, 1, 0. Y, como en todo buen lanzamiento espacial que se precie, la cuenta atrás llegó al guarismo que marca el inicio de la aventura, en la paradoja de que sea éste el mismo que, habitualmente, empleamos para explicar la nada o el fin de las cosas.
Nuestra llegada al “Cero” fue repartida en dos tramos, por razones de infraestructura, y porque como explicaré, todo sirvió de excusa para un buen fin de semana de unos folklóricos y juerguistas amigos.

Empecemos pues por el –1; día en el que, tras completar nuestra jornada laboral matutina, partimos mi mujer y yo, cargados con todos los bártulos y mi futura compañera de viaje NEMENUIS en el coche, hacia Villafranca donde ya nos esperaban un “voluntarioso” grupo de amigos dispuestos a participar en su “particular” aventura de largo fin de semana (dado el “puente de las Letras Gallegas” de nuestra Comunidad en el futuro lunes) con la excusa de servir de escolta y apoyo hasta el inicio de su aventura a este, en aquel momento, desdichado biciperegrino que deseaba acometer en breve su periplo.

Pues bien, esta jornada partía desde Villafranca del Bierzo, localidad de raigambre en el camino, por donde días más tarde volvería a pasar de vuelta hacia la meta con otro aspecto muy diferente. Siendo horas bien entradas del mediodía, decidimos comer en un restaurante cercano al pueblo, en la antigua N-VI, y de cuyo nombre no quiero acordarme, ya que a esas horas y con el hambre que había entre el personal, UN SOLO CAMARERO, se “afanaba” en servir a toda la clientela, eso sí, a su propio ritmo..........LENTÍIIIIIIIIIIIIIIISIMO. Todos pensamos que no debería de ser esa la mejor forma de recuperar clientela para un viejo bar-restaurante de carretera, que había perdido seguramente gran parte de su prestigio y número de clientes con la apertura de la nueva autovía, desviada del pueblo.

El caso es que tras reponer parcialmente nuestras fuerzas, hicimos el cambio de “equipaje” entre los coches, y a eso de las 4 de la tarde (16.00 h. pal que lo prefiera así), partíamos con Nemenuis en el maletero de una furgoneta comunitaria, un grupo de 6 adultos y una muchachita de 11 años, camino de las tierras castellanas.

Tras unas cuantas horas de kilometraje placentero y sin incidencias llegábamos a Vitoria-Gasteiz a la caída de la tarde, donde pasaríamos esa noche en el Hotel General Álava, tal y como habíamos reservado días atrás.

Tras reglamentario aseo y estiramiento de piernas ( no todas...) paseo nocturno por las cercanías del hotel (bien situado), parada y fonda en diversos “establecimientos” de txiqueteo para degustar los productos de la tierra hasta concluir el periplo en una cálida sidrería, donde “regamos” las viandas con su correspondiente “riojita alavés” . Posteriormente, y ya de retirada pasamos cerca de los emblemáticos monumentos del Palacio de Ajuria-Enea y la Catedral de Sta María, que dadas las horas, dejamos para visita en posterior ocasión.

Ahora, sigamos con el 0 ó Etapa Prólogo . En este fermoso día que nos amaneció resplandeciente, comenzamos dando más tumbos que una peonza para encontrar la salida de Vitoria, y eso que estaba señalado. Al fin puestos en carretera, nos dirigimos hacia la ciudad de los San Fermines –Pamplona-, lugar de una primera escala. Siendo sábado, nos acercamos a las dos zonas universitarias de la ciudad, en cuyos Campus debería estampar mis primeros sellos oficiales en la Acreditación Universitaria Xacobea que, meses atrás había solicitado a la Universidad de Navarra, y que me serviría de documento acreditativo de peregrinaje universitario, gracias a la estampa de los diferentes sellos de las universidades por las que atraviesa el Camino.

Tras ello, callejeamos hacia la zona vieja de la ciudad, aparcando cerca de la famosa plaza de toros de los encierros sanfermineros. Callejeo turístico por callejuelas y plazas emblemáticas (Estafeta, Santo Domingo, Plaza Mayor, El Ayuntamiento...), una cervecita de aperitivo y un magnífico yantar en típica sidrería vasca recomendada por paisano del lugar, con muy buen criterio (Sagardotegui IRUÑAZARRA, C/ Mercaderes).

Tras el comilón, sopor generalizado que combatimos con una media siesta en la terracita del café Iruña en la Plaza Mayor. Al final, cerca de las 17.30 nos encaminamos hacia nuestro destino final: Roncesvalles.

Por carretera se iban sucediendo nombres de pueblos y lugares que tantas veces había leído en mis consultas bibliográficas: Alto del Erro, Espinal, Burguete...y llegamos a Roncesvalles. Zona llena de ilusiones, pensamientos, recuerdos, sensaciones....y multitud de turistas-peregrinos dispuestos a iniciar la senda al día siguiente.

Mi gozo en un pozo.....1º fracaso: resultó que siendo sábado, la famosa misa del peregrino ya había concluido, pues se celebró 2 horas antes de lo que yo creía; a las 18h. y no a las 20h como tenía previsto. La oficina del peregrino igualmente cerrada; así que, tras dejar parte de los bártulos en la Hospedería de Roncesvalles, donde pernoctaríamos, nos encaminamos a otros puntos de interés: El Alto de Ibañeta y visita al cercano inicio francés en S.Jean Pied de Port.

Bastante viento en el alto, día claro, fotos de la zona (capilla del Salvador, monumento a Roldán, vistas panorámicas...) y cumplimiento del ritual xacobeo de “plantar” mi primera cruz del camino, rudimentariamente realizada entrecruzando dos palos atados con un resto de cuerda, para pedir la protección para mi camino.




Después, bajamos hacia Francia por carretera de montaña, con paisaje precioso, visitamos el pueblo de S. Jean “al pie del puerto” y de nuevo regresamos, previa parada técnica para cenar en un hostal-restaurante de Valcarlos, en donde los lugareños “txiqueteaban” mientras atendían a la marcha de la jornada futbolera y nos enteramos de que nuestro “celtiña” seguía haciendo todos los méritos para irse a 2ª división.

Cuando llegamos al hotel, muchos sueños, inquietudes, preguntas y esperanzas se agolpaban y emergían de forma bulliciosa, a la vez que dejaba preparada la ropa y los “abalorios” para el inicio de la aventura al día siguiente.

Noche que, a la vez se hizo corta e interminable; y a la mente, parecían acudir aquellas estrofas musicales de cierta canción....”¿ Qué será, será....?” para contestarme yo mismo....el camino te lo enseñará. Lo iremos viendo y viviendo.