21/1/07

Día 6: 21/05/04 CARRIÓN DE LOS CONDES – LEÓN (Etapa Reina)

Amaneció y con los primeros ruidos al largarse los peregrinos de a pie, nos vamos desperezando los de “a bicicleta”. El “tío Monster” se queja de la serenata nocturna con la que le han deleitado, aunque el sobrino dice que su propio pariente no se ha quedado atrás. Menos mal que funcionaron los tapones! Tuve un buen descanso. Luis decide desayunar en el patio del colegio con un yogur y fruta de ayer. Yo me acerco a la cercana Cafetería Conde de Garay y me tomo mi potente Cola-Cao con zumo y bollería. Un nuevo sello.

De vuelta, Luis aún no se ha preparado y decido salir solo e ir dando lentas pedaladas mientras me alcanza. Atravieso el pueblo y me topo con una pareja de holandeses en bici de paseo, que en inglés me preguntan por la salida. Les indico que... “follow me to the road” y nos cruzamos con la Iglesia de Santiago y su bonita portada con el Pantócrator, que inmortalizo en mi álbum fotográfico.

Ya puestos en ruta sale el Camino por las cercanías del Monasterio de San Zoilo, donde se alejan por carretera los holandeses y llegan los astures “Monster”. Ellos seguirán de frente y yo paso a buscar un nuevo sello recuerdo para mi credencial de este lugar.

La intención de hoy es llegar hasta Mansilla.....veremos lo que ocurre.

Se van sucediendo pueblos por una “aburrida” senda para los bicicleteros, pero que también se agradece algo después de las duras etapas pasadas, con sus subes y bajas por caminos, no siempre en buen estado. Hay largas rectas e incluso tramos de asfalto, si se quiere. Una primera parada la realizamos en San Nicolás del Real Camino, donde me sellan. Después de atravesar el límite provincial entre Palencia y León, arrivamos al primer pueblo de este nuevo territorio. Se trata de Sahagún, que me trae recuerdos no muy gratos de mi anterior paso por ella: tuve que pernoctar aquí tras haber sufrido un accidente de circulación en sus proximidades, hasta que me vinieron a recoger al día siguiente; pero eso fue otra historia.

Centrándonos en la de hoy, resulta que hace varios días que no me funciona el reloj, así que suponiendo que es por culpa de la pila, me acerco a una relojería, en la plaza mayor del pueblo, pero me dicen que la pila está correcta, y que seguro que es debido a la humedad del reloj –todo puede ser después de lo que hemos pasado- , así que nos tomamos un bocata y una cervecita en un bar cercano, estilo pub irlandés y al salir, le digo a Luis que me voy acercar a sellar en el albergue municipal de La Trinidad –como hago- y que ya nos encontraremos más adelante. Me encamino hacia unas calles en un alto donde se encuentra uno de los tesoros del llamado “Cluny español”. Se trata de la Iglesia de Santo Tirso, una de las mejores representaciones del mudéjar español. Al llegar a la puerta de entrada, me encuentro a dos paisanos conversando y mirándome con algo de duda, ante mis pintas. Le doy los buenos días y les pregunto si se puede visitar el interior. Uno de ellos, resulta ser el conserje y cuidador de un magnífico museo de imaginería policromada de pasos de Semana Santa que hay en los aledaños del templo, y que se encarga también de enseñar el interior del templo.

Comenzamos una extensa charla entre los tres, comentándome que están un poco suspicaces, ya que en el día de ayer estuvieron rondando la iglesia y las casas cercanas una pareja de “rumanos” –según ellos- que parece ser que ya traían fama por los pueblos vecinos de ser amigos de lo ajeno, y que andaba la guardia civil tras ellos. El convecino del conserje se despide y nos quedamos los dos solos.

Tras diferentes comentarios de la dureza del Camino y de los diferentes tipos de peregrinos que pasan por aquí, el señor –de nombre Julio Cumplido- me comenta que está un poco harto de aquellos “peregrinos light extranjeros”, que según él, ni dan los buenos días y quieren verlo todo, de forma gratuita. (opiniones parecidas a las de la pareja de Monster asturianos). Al darse cuenta de que yo soy español y parece que le caigo algo simpático, me ofrece amablemente la posibilidad de pasar al interior del templo y visitar y fotografiar cuanto quiera, ¡ sin cobrarme un duro ¡. Amablemente me va dando todo lujo de detalles de cuanto guarda en su interior el templo, de valor y al concluir, me invita a visitar también el Museo de Pasos Procesionales de Semana Santa. Antes de salir, en compensación y gratitud, dejo una ofrenda limosnera a una imagen - creo recordar que de San Antonio-. Pasamos a recorrer una amplia sala en un bajo aledaño, repleta de imágenes policromadas de un gran valor histórico, artístico y estético, deleitándome una vez más con todo lujo de detalles técnicos. No sólo me regala eso, sino que me ofreció una estampita de la Virgen, que regalaría posteriormente a mi madre al final del camino, y que en agradecimiento, le prometo que rezaré un padrenuestro por él a mi llegada a Santiago. También me comenta que conoce algo de Galicia, pues el anterior xacobeo, habían estado de recorrido hacia Compostela, pasando y visitando incluso Ourense, con sus burgas, su catedral, su puente romano.... En fin, que nos enrollamos más de una hora y media!, al cabo de la cual, estampo el sello de la Cofradía de Jesús Nazareno y Patrocinio de San José en la credencial y firmo en un libro de visitantes.

El caso es que ya es bastante tarde y supongo que Luis, harto de esperar, ya se habrá largado. Por fin me despido del señor “Julio de Sahagún”, dándole las gracias de nuevo por toda su amabilidad y salgo raudo y veloz hacia el final del pueblo, no sin antes hacer unas fotos y realizar una nueva breve parada en las afueras, para dar un vistazo exterior a otras dos joyas monumentales de la localidad: La iglesia de San Lorenzo, también mudéjar y en periodo de restauración, y el arco de San Benito, resto que permanece del antiguo y glorioso monasterio benedictino medieval que hubo en este lugar.

Ya a la salida del pueblo, ni rastro de Luis, así que me encamino en solitario por las tierras leonesas pasando cerca de Calzada del Coto, atravesando Bercianos del Real Camino y El Burgo Ranero. A pesar de ser mediodía, se oyen varios croares de ranas que dan su nombre a estas tierras. Un sello más en la colección y al poco, me encuentro de nuevo hoy con Cristina y Javier, con los que ya compartiré camino hasta Mansilla de las Mulas. Al llegar al pueblo, y siendo las 15.10h, decido parar a comer, despidiéndome de los “novios de Madrid” que, van a buscar fonda en ese sitio, ya que según el famoso grito de guerra que venían exclamando desde que los conocí en la subida del Erro - CULO, CULO, CULO, CULO, CULO..... – ella no puede hoy más con su idem.

Bar el Postigo, será el lugar elegido para la comilona reaparadora, sobre todo cuando ya llevo a estas horas más de 80 Km encima del body. ¡ Me parece una pasada increíble! . Durante la comida, voy a tomar unas notas en mi libro de ruta, pero me doy cuenta de que he perdido el boli bic que llevaba. Seguro que lo dejé en Sahagún cuando firmé en el libro de visitas del museo nazareno. Sirva de “modesto pago” bien empleado, por todas las atenciones para conmigo que tuvieron allí. Les pido entonces si me pueden dejar un bolígrafo, y al devolverlo, me lo ofrecen como detalle. Gracias de nuevo a la buena gente del Camino por todos los detalles; aunque éstos sean pequeños, se agradecen.

Sellos de credencial en el bar, y un par de ellos más en la Alberguería privada de Soledad González y en la Municipal. Dado que queda toda la tarde por delante y este pueblo no me ofrece mucho más interesante para visitar, decido continuar hasta León.

El tiempo ayuda en el pedaleo esta tarde, ya que no es tan caluroso, y por veces se nubla, aunque el terreno es un poco rompepiernas con subes y bajas, y lo peor de todo es el viento que se ha levantado, ahora de costado, y dificulta mucho la marcha. Llego hasta el Alto del Portillo y sin más paradas me encamino hacia la antigua judería de la ciudad –el Puente del Castro- hoy convertida en un populoso barrio al lado de un cruce de autovías y carreteras , para entrar ya en León por unas concurridas calles, e ir hacia la búsqueda del Campus Universitario. Un nuevo sello para mi credencial universitaria, ya la penúltima antes de llegar a Santiago. Está un poco alejado del centro histórico, pero hoy es aún temprano, así que a la vuelta ya me reencuentro con el trazado que sigue el Camino y busco el albergue de las Monjas Carvajalas, en donde me hospedaré esta noche.

Subo al primer piso, donde nos hacinamos una malgama de peregrinos, entre camastros de literas, olores a pomadas relajantes y anti-inflamatorias, mochilas y demás enseres peregrinos a los que, a estas alturas del camino, uno ya se ha acostumbrado. Duchazo higiénico y reparador, y al salir, me encuentro con Luis que hace un rato que ha llegado allí y ya instalado, decide cambiar sus petates a una litera vecina a la mía. Comentamos un poco los detalles del motivo de mi retraso en Sahagún y de las dificultades del último tramo desde Mansilla por culpa del viento, que él también ha padecido. Luis, siguiendo su costumbre, realiza su cena de fruta y yogur en el albergue mientras yo me voy a dar un paseo para llamar a casa y aprovechar para cenar.

Esto último, lo hago en un pequeño mesón del “barrio húmedo”, cercano al albergue, donde llegan también dos tipos con pintas de hippies-fumetas de los años 80 de los barrios de la movida madrileña, y con un paupérrimo aspecto higiénico. El caso es que tras finalizar la cena me encamino de nuevo al albergue, en donde ya me espera Luis sentado en unas sillas de terraza, al que acompaño mientras esperamos que llegue la hora de acudir a una celebración conjunta que suelen hacer las monjas con los peregrinos: los rezos de gracias nocturnas en la capilla de su convento.

Además de nosotros, existe un buen número de variopintos peregrinos a la espera del mismo acto: un par de alemanas sesentonas, grandes como rascacielos y que están dando cuenta de unas botellas de cerveza, que van depositando sobre la mesa, después de consumirlas (¡ya llevan 6 cada una!); varios grupos de doloridos y cojeantes peregrinos de a pie; y.........NO ME LO PUEDO CREER! Llegan la pareja de hippies que cenaron en el mesón. Ellos también dicen ser peregrinos que comienzan su viaje mañana ¡!!!!! ¿????? Y, en bici!!!! Sacan una miniatura de bici, con ruedas del tamaño de las de mi hijo.....y uno de ellos nos hace una demostración de las “prestaciones” de su montura por el patio del colegio donde se ubica el albergue, entre el cachondeo de alguno de nosotros, preguntándonos cómo van a ser capaces de subir con ese artilugio por alguno de los repechos que nos esperan, a lo que nos comenta con sorna que “..no pasa nada, la bici es plegable y me la pongo a la espalda y a caminar” . Es lo que faltaba por oír. Bueno, cada loco con su tema. A todo ello, mientras tanto, se lía un “peta” y se lo fuma. Ya entendemos ahora cual es la “base razonable” que tienen muchas de sus explicaciones.

El caso es que comienza a llover, así que pasamos toda la colada que teníamos colgada hacia el interior y a cubierto, bajo unos toldos, cuando nos vienen a buscar una de las monjas y nos encaminamos hacia el acto de rezos conjunto. Primero nos reúnen en un local que precede a la capilla, donde nos dan folletos explicativos en varios idiomas, con las oraciones y cantos en los que participaremos, para después pasar en silencio al interior del templo. Allí, en dos filas una enfrente de la otra, ya nos espera el resto de la Comunidad de monjas sentadas en sus asientos. Comienzan los rezos y cantos, ...bastante emotivos, la verdad... y al finalizar, nos despiden con una bendición de buen camino.

Al concluir el acto, volvemos al patio del albergue y nuevamente nos encontramos a los “hippies” liando otro peta,... aunque no son los únicos. Otra chica, de aspecto más bien endeble hace lo propio. Seguro que será para tener dulces sueños !. Ya ha anochecido, así que directo hacia la cama, no sin antes colocar los imprescindibles tapones para evitar las serenatas nocturnas, que suelen aparecer en estas circunstancias, durante la noche.

En general, ha sido un buen día, sobre todo cuando pienso que me acabo de meter 101 Km! Y estoy como una rosa! Mañana......quién sabe!